El claustro y la pluma: Lope de Vega y la mujer culta
By Maria Grazia Profeti (University of Florence, Italy)
Abstract
English:
As is well known, Lope de Vega’s sentimental biography is extremely copious, and it left important traces in his literary production. The “women of his life”, thus, are reflected in the “women of his work”, and also shape his vision of “intellectual” women of his times, as we can see from the “mention” of erudite and learned women he lists in El Peregrino en su patria (1604) and El laurel de Apolo (1630).
Spanish:
Como bien se sabe, Lope de Vega presenta una torrencial biografía sentimental, que dejará rastros importantes en su propia producción literaria. Así "las mujeres de su vida" se reflejan en "las mujeres de su obra"; y amoldarán también su visión de las "intelectuales" de su tiempo, tal como se perfila en las "nóminas" de mujeres doctas y literatas, que Lope redacta en El Peregrino en su patria (1604) y en El laurel de Apolo (1630).
Keywords: Lope de Vega, mujeres doctas, mujeres literatas, mujeres intelectuales, El peregrino en su patria, El laurel de Apolo, erudite women, learned women, intellectual women
©inTRAlinea & Maria Grazia Profeti (2013).
"El claustro y la pluma: Lope de Vega y la mujer culta"
inTRAlinea Special Issue: Palabras con aroma a mujer. Scritti in onore di Alessandra Melloni
Edited by: Maria Isabel Fernández García & Mariachiara Russo
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A Sandra,
recordando los años de Verona,
cuando hablábamos de mujeres doctas del Siglo de Oro.
1. Mujeres en la obra de Lope
La torrencial biografía sentimental de Lope, como se sabe, se refleja en su obra literaria, y no sólo por la cantidad de obras inspiradas por sus enamoradas, o porque el comediógrafo escribe textos adecuados a las peculiaridades de varias actrices, con las cuales tuvo intensas relaciones (Elena Osorio, Micaela de Luján, Jerónima de Burgos). Baste recordar una interesante faceta de su producción literaria: los sonetos que dedica a algunas intérpretes, y que publica en las Rimas de Tomé de Burguillos([1]). Dos de estos sonetos ("Reliquias ya de navegante flota" y "A breve vida exhalación sugeta") hablan de las querellas entre las "damas cómicas", de triunfos efímeros, de la "vida" que la habilidad de la actriz infunde en los versos, de la "verdad" de la interpretación que triunfa sobre la "mentira" del tablado. Con el tercero de dichos sonetos, "A la muerte de una dama, representanta única", Lope, más allá de la labilidad de la actuación, entrega su intérprete a la eternidad de la muerte; así el mármol del sepulcro conserva su efímera grandeza.
Aún más evidente es el reflejo, en la obra literaria de Lope, de algunas mujeres de su vida. Para proponer un ejemplo: Marta de Nevares, su última escandalosa amada, no sólo inspira la Egloga a Filis, publicada en la Vega del Parnaso([2]), sino que es la persona a la cual el autor dedica las cuatro Novelas a Marcia Leonarda, la primera publicada en La Filomena(1621) y las tres sucesivas en la Circe(1624)([3]). Es decir, la mujer amada tiene una serie de funciones fundamentales en la estructura narrativa: es el hilo que da unidad a la varietas de los distintos episodios; permite que se inserte en el texto la reflexión sentenciosa y meta-literaria sobre las categorías mismas de la narración; y, con adecuados comentarios dirigidos a la dama, Lope logra superar la inverosimilitud. Así Marta no sólo es el "objeto del deseo", sino entra dentro de las estructuras literarias profundas de la narración, llegando a ser el "narratario intradiegético" de las Novelas.
Otro motivo de reflexión es la penetración psicológica relativa a los personajes femeninos de sus comedias. Y recuerdo a sus protagonistas "fuertes", como la Laurencia de Fuente Ovejuna, que hasta entra en el "consejo":
Dejadme entrar, que bien puedo
en consejo de los hombres;
que bien puede una mujer,
si no a dar voto, a dar voces... ([4])
Y es su perorata la que anima a todo el pueblo, del cual formarán parte también las mujeres, a acometer al tirano. Después incluso las mujeres resisten al tormento del juez enviado por los Reyes Católicos.
Las mujeres aparecen tenaces y sabias en sus amores; para conseguirlos pueden emprender empresas viriles: en La hermosura aborrecida doña Juana huye de un marido tiránico vestida de hombre, llega a ser médico, nada menos que de Fernando el Católico, que le otorga el hábito de Santiago y la nombra juez; al final juzgará sabiamente a su propio marido, consiguiéndole el perdón de los Reyes Católicos([5]).
Y algunas comedias se organizan alrededor de perfiles de mujeres sabias y estudiosas, como la Doncella Teodor, que utiliza fuentes orientales, empieza con una descripción de la docta protagonista y termina con su triunfo delante del Soldán y la ganancia de una rica dote. Lope inserta la comedia en su Parte IX, la primera Parte que publica directamente, cuya característica sería justo el "protagonismo femenino"([6]). La presentación de Teodor nos recuerda el listado de las sabias que aparecerán en el Laurel de Apolo([7]); y la propia protagonista, en el alarde final de su doctrina, proporciona una nómina de mujeres cultas desde la antiguedad clásica, hasta Santa Catalina([8]). Las fuentes de Lope en estos casos son la Officina de Ravisius Textor([9]); o bien la Varia historia de sanctas e ilustres mujeres de Pérez de Moya([10]).
Pero la excesiva cultura de la mujer es también peligrosa, como nos advierte otra comedia publicada en la misma Parte IX: La dama boba, donde la culta Nise aparece en escena mencionando a "Heliodoro, griego poeta divino"([11]). Sin embargo su padre Otavio se queja de las lecturas de la dama, una nómina donde con coquetería Lope cita varias obras suyas (las Rimas, los Pastores de Belén, El peregrino en su patria):
¿Quién le mete a una mujer
con Petrarca y Garcilaso,
siendo su Virgilio y Taso
hilar, labrar y coser?
Ayer sus librillos vi,
papeles y escritos varios;
pensé que devocionarios,
y desta suerte leí:
Historia de dos amantes
sacada de lengua griega;
Rimas, de Lope de Vega;
Galatea, de Cervantes;
el Camoes de Lisboa,
Los pastores de Belén;
Comedias de don Guillén
de Castro, Liras de Ochoa;
Canción que Luis Vélez dijo
en la academia del duque
de Pastrana; Obras de Luque;
Cartas de don Juan de Arguijo;
Cien sonetos de Liñán;
Obras de Herrera el divino,
el libro del Peregrino,
y El Pícaro de Alemán.
Mas, ¿qué os canso? Por mi vida,
que se los quise quemar. ([12])
Visión ambivalente, como es natural, ya que al público de la comedia no se le pueden transmitir mensajes demasiado "novedosos"([13]).
2. Mujeres "doctas" en el "Peregrino en su patria" (1604)
La Parte IX se publica en 1617; pero ya en 1604 Lope había redactado una nómina de mujeres ilustres en el libro IV del Peregrino en su patria([14]). Aquí antes del auto del Hijo pródigo aparece un Prólogo, donde Lope efectúa un catálogo de los hombres y los escritores más famosos desde la antigüedad a sus tiempos, que termina con la cita de Tomás Gracián Dantisco. Sigue la alabanza de Laurencia de Zúrita, mujer del escritor, que volverá en el Laurel de Apolo y ahora abre una enumeración de mujeres ilustres, donde las "antiguas" y contemporáneas se mezclan y casi se superponen. Se mencionan a las griegas Nicostrata y Safo, a la latina Pola Argentaria, mujer de Lucano([15]), que constituyen casi un fondo habitual de las citas de Lope; figuran la italiana Isabella Sforza, autora del Trattato della vera tranquillità dell'anima (Venezia, 1554), Oliva de Nantes, a la cual se atribuía la obra de su padre, el médico Miguel Sabuco, La nueva filosofía de la naturaleza del hombre (Madrid, 1587); doña Valentina de Pinelo, monja del monasterio de San Leandro de Sevilla, autora del Libro de las alabanzas y excelencias de la gloriosa Santa Ana (Sevilla, 1601) para el cual Lope había redactado dos sonetos; María Enríquez, mujer del III duque de Alba. La reseña termina con la mención de Ana de Zuazo, música que también volverá a ser alabada con elegantes versos en el Laurel de Apolo (silva VIII, vv. 355-359); a la cual sigue María de los Cobos, probablemente una parienta del marqués de Caramasa.
Con El peregrino en su patria y textos análogos Lope quiere proponerse como escritor "docto" y "serio", más allá de su fama de comediógrafo; estas nóminas, por lo tanto, son funcionales a la nueva dignidad que el autor quiere granjearse.
3. Las "sabias" en "El laurel de Apolo" (1630)
Los perfiles de mujeres doctas se repiten cuando Lope traza una especie de panorama intelectual -sobre todo español- de sus tiempos, en el Laurel de Apolo.
Aparece, obviamente, un grupo de italianas, empezando por una actriz, Isabella Andreini (1592-1604): "Y por mujer tan rara / Isabela Andreina" (silva IX, v. 229). La actriz, con el marido Francesco Andreini, formó parte de la compañía de los "Gelosi", recitando en Italia y en Francia; y había sido también autora de la fábula pastoril Mirtilla (1588), de las Rime (1601) y de las Lettere (1607). Lope la recuerda como escritora también en las Bizarrías de Belisa, "...las canciones sonorosas / de la Isabela Andreína / representanta famosa / pues hoy estiman sus versos / París, Nápoles y Roma"([16]); y la cita enfín en el Castigo sin venganza de 1631([17]).
Las otras italianas mencionadas son "La divina marquesa de Pescara", o sea Vittoria Colonna (silva IX, v. 226) y Laura Terracina (silva IX, v. 227). La primera (1490-1547), mujer de Ferrante Dávalos, capitán general de las milicias de Carlos V, fue celebrada por sus contemporáneos, como Bembo y Ariosto, y es autora de un Canzoniere publicado póstumo en Venecia en 1558; Lope la recuerda también en la Jerusalén([18]) y en la Dorotea([19]).
Laura Terracina (1519-1577), así llamada porque había nacido en esta ciudad cerca de Roma, aparece - como término de comparación- en la silva I, v. 544 del Laurel; había formado parte de la "Accademia degli Incogniti", es autora no sólo de una recolección poética publicada en Venecia en 1548, sino también de un Discorso sopra tutti li primi canti dell'"Orlando Furioso" (Venezia, 1580); Lope la recuerda también en la dedicatoria a Marta de Nevares de la Viuda Valenciana:
Si vuesa merced hace versos se rinden Laura Terracina; Ana Bins, alemana; Sapho, griega; Valeria, latina, y Argentaria, española. ([20])
Es un patrimonio de referencias doctas que formaban parte de un imaginario colectivo, y lo atestigua su repetirse constante y por antonomasia: alegaré de nuevo La Dorotea, donde Lope, después de la nómina acostumbrada de
... Artemisas para la memoria, Carmentas para las letras, Penélopes para la constancia, Leenas para los secretos, Porcias para las brasas, Déboras para el gobierno, Neeras para la lealtad, Laudomias para el amor, Clelias para el valor, y Semíramis para las armas ([21]),
añade: "se puede ver y conocer el entendimiento de Dorotea, como en sus Rimas el de Laura Terracina o la marquesa de Pescara"([22]).
Veamos ahora a las escritoras españolas, que alternan con los escritores, y se repiten en la silva I del Laurel, junto a otras "divinas poetas". La primera, Ana de Ayala (silva I, v. 519), se conoce sólo por esta mención de Lope; la segunda, Clara de Barrionuevo (silva I, v. 533), era hermana de Gaspar de Barrionuevo y Carrión, amigo toledano de Lope; algunas poesías suyas se publicaron en la Relación de las fiestas... que Toledo hizo al nacimiento del Príncipe nuestro señor (Madrid 1605) y un soneto aparece en la Vida, excelencias y muerte del gloriosísimo patriarca San José (Toledo 1604) de Valdivielso (también amigo de Lope).
En dicha Relación de las fiestas..., aparece una glosa de Isabel de Figueroa, "natural de Granada", que figura entre los prologuistas del Isidro([23]), y después entre los de La hermosura de Angélica([24]), pero la dama no se menciona en el Peregrino: esto para subrayar que no siempre Lope recuerda a las mujeres escritoras que había conocido.
Poco conocida es también Isabel de Rivadeneira, que aparece al final de la nómina (silva I, vv. 539-40), toledana autora de un soneto incluido en los preliminares de las Rimas de Lope; y un segundo publicado en la citada Vida del... patriarca San José, de Valdivielso; mientras de Laurencia de Zurita, mujer de Tomás Gracián Dantisco (silva I, v. 618), elogiada como hemos visto en el Peregrino, se sabe que había escrito epístolas en latín y era música. La nómina termina ahora con Ana Castro y Egas (silva I, v. 654), que había publicado en Madrid en 1629 una Eternidad del rey don Felipe tercero, para cuyos preliminares Lope había escrito un soneto. No son perfiles de gran relieve, y atestiguan relaciones casi domésticas de Lope con sus maridos o hermanos.
Otras escritoras vuelven a aparecer en la silva II del Laurel de Apolo. Desconocida resulta Jerónima Velasco, natural de Quito (silva II, vv. 176-183), que Lope compara hiperbólicamente a las griegas Safo, como se ve término de parangón habitual, y Erina (IV siglo a. C.). Más conocida la mujer de Luis Ladrón de Guevara, María Zorrilla y Arce([25]), aludida a través de una circunlocución, que análogamente la pone en relación con Pola Argentaria (silva II, vv. 184-193). Lope menciona después a Cristobalina Fernández de Alarcón (1576-1646), antequerana (silva II, vv. 510-518), que había participado en Flores de poetas ilustres recogidos por Espinosa; y en la recolección de Pedro de Herrera, Descripción de la capilla de nuestra señora del Sagrario, Madrid, 1617. Sigue Juliana Morella (silva II, vv. 709-726), barcelonesa, dama erudita, que de nuevo merece ser comparada a Pola Argentaria y a Safo; y además a Costancia de Altavilla, mujer del emperador Enrique VI, digna de formar parte de las Gracias y de las Musas. Como se ve, algunas de las escritoras mencionadas por Lope han dejado rastros muy esporádicos, a lo mejor en recolecciones misceláneas.
El esquema que está en los cimientos del aprecio de la "cultura femenina" por parte de Lope prevé estudios clásicos y eruditos: es el caso de Beatriz Galindo (1475-1534), que había sido camarera y "profesora" de latín de Isabel la Católica; Lope la menciona de forma casi antonomástica:
... aquella latina
que apenas nuestra vida determina
si fue mujer o inteligencia pura,
docta con hermosura,
y santa en lo difícil de la corte. (El laurel de Apolo, silva V, vv. 50-55)
Y en la silva III, vv. 194-205, aparece doña Bernarda Ferreira de la Cerda (1595-1644), que había sido preceptora de los infantes don Carlos y don Fernando, hijos de Felipe III. Se la conocía por el poema España libertada, publicado en Lisboa en 1618 ([26]); y en 1634 saldrían, siempre en Lisboa, las Soledades de Buçaco. Lope la alaba, como "décima musa" en un soneto de las Rimas de Tomé de Burguillos, recordando sus dos poemas:
Cuando elegante de los dos idiomas,
Bernarda celestial, versos imprimas,
con que los montes y árboles animas,
las peñas mueves y las fieras domas,
si lira en "Soledad", si bronce tomas
del estruendo marcial heroicas rimas,
rindan a tu laurel remotos climas
oro, perlas, coral, palmas y aromas. ([27])
Y dedica su égloga Filis "A la décima musa doña Bernarda Ferreira de la Cerda, señora portuguesa"([28]):
Tú pues, décima musa lusitana,
que a la lengua latina y portuguesa
te dignas de juntar la castellana,
si algunas vez de tus estudios cesa
en verso heroico o lírico la pluma
que del Parnaso te aplaudió princesa,
aunque llegar intrépido presuma
tan cerca de tu sol, piadosa admite
estas de mis cuidados breve suma. ([29])
4. Las escritoras de Lope: realidad y creación literaria
Sin embargo son perfiles más "de fantasía" los que parecen interesar al Fénix. Lo podemos ver en el caso de una escritora, doña Feliciana Enríquez de Guzmán (Laurel de Apolo, silva III, vv. 440-525), que Lope pinta como la protagonista de una trama de comedia.
Doña Feliciana es una figura fascinante en el panorama literario de los siglos de Oro, autora de una obra teatral extravagante titulada Los jardines y campos sabeos, que define "tragicomedia"([30]). En 2005 M. Reina Ruiz le dedicó un ensayo([31]), quizás más interesado en una lectura "ideológica", feminista, de la obra, utilizando como clave crítica la "literatura de mujeres", de corte muy norte-americano. Más recientemente Piedad Bolaños ha reconstruido una vida y un perfil hasta ahora poco claros([32]), con una impresionante documentación de archivo que nos permite delinear la biografía de la escritora (empezando por las fechas de su vida: 1569-1644) ([33]).
El trabajo de Piedad Bolaños se basa en el principio que la creatividad literaria de una mujer del siglo XVII necesariamente está determinada por una estructura social y familiar que es necesario estudiar y definir; más aún en el caso de una escritora tan peculiar, que llega a ser personaje literario en la Estrella de Sevilla([34]) y en el propio Laurel. En efecto la serie de estudios recientes sobre la escritora([35]), y el análisis científico de los documentos, nos permite alejarnos de la historia fabulosa que también Lope nos da en el Laurel, con Feliciana que estudia en Salamanca, vestida de hombre, y se enamora de un joven:
...mintiendo su nombre,
y transformada en hombre,
oyó filosofía,
y por curiosidad astrología...
Puso los ojos Feliciana bella
en un ilustre mozo,
que apenas el rubí del labio el bozo
con el oro ofendía,
descubriendo en un día
cuanto la honestidad calló tres años...
Con esto fue forzoso que el ausencia
saliese por fiadora a la imprudencia
de haberse declarado,
mas, ¿cuándo amor calló, desesperado?
Don Félix se quedó, fuese la dama,
que nueva Safo Salamanca llama,
escribiendo a sus celos pesadumbres... (Laurel, III, vv. 452-488)
Es curioso, sin embargo, que habiéndose publicado ya su obra (aunque en Coimbra y Lisboa) cuando Lope escribe el Laurel, nuestro autor conociera, y difundiera, sólo un cuento fabuloso; mientras hubiera sido muy interesante discutir una obra que se alejaba por completo de aquella "comedia nueva" (que Lope había contribuido de manera determinante a crear), y se entregaba a una visión teatral "clásica".
La nómina del Laurel termina con María de Zayas: inmediatamente después de su cita llega al Parnaso el propio Lope (silva VIII, v. 597). María de Zayas suscita de nuevo ecos clásicos, con las menciones de Safo, Claudia, Cornelia, y Targelia:
¡Oh dulces hipocrénides hermosas!
Los espinos pangeos
aprisa desnudad, y de las rosas
tejed ricas guirnaldas y trofeos
a la inmortal doña Marías de Zayas,
que sin pasar a Lesbos, ni a las playas
del vasto mar Egeo,
que hoy llora el negro velo de Teseo,
a Safo gozará mitilenea
quien ver milagros de mujer desea;
porque su ingenio, vivamente claro,
es tan único y raro
que ella sola pudiera
no sólo pretender la verde rama,
pero ser sola sol de tu ribera,
y tú por ella conseguir más fama
que Nápoles por Claudia, por Cornelia
la sacra Roma, y Tebas por Targelia. (Laurel, VIII, vv. 579-596).
Como se ve nada dice Lope de su comedia La traición en la amistad, que la autora escribiría en los años 1618-20([36]), y que Juan Pérez de Montalbán, discípulo predilecto de Lope, cita en el Indice de los ingenios de Madrid, publicado en 1632 en su Para todos([37]):
Doña María de Zayas, décima musa de nuestro siglo, ha escrito a los certámenes con grande acierto, tiene acabada una comedia de excelentes coplas, y un libro para dar a la estampa, en prosa y verso, de ocho Novelas ejemplares([38])
El Indice de Montalbán nos puede servir para efectuar una comparación entre la presencia de damas doctas en Lope y en su discípulo; obviamente Montalbán se limita a las solas madrileñas, y menciona tres autoras:
Doña Francisca de los Ríos, siendo de doce años (cosa que parece milagro) tradujo de latín la Vida que escribió de sí la Beata Angela de Fulgino [...]
La madre Mariana de Jesús, religiosa de nuestra Señora de la Merced, descalza, de ejemplar vida y costumbres... escribió a instancia de su confesor un libro de algunos sucesos particulares suyos, con estilo claro, misterioso y divino [..]
Doña María de Baraona, monja profesa y Correctora en el Real Convento de la Concepción Gerónima, la mayor música que hoy se conoce [...] ([39])
Como se ve, es mucho más articulada y halagüeña la nómina de Lope, aunque hoy nos pueda parecer limitada y hasta poco "feminista".
Un pequeño misterio final puede ser el por qué Lope no recuerda a Santa Teresa, que había alabado en 1615 en la Oración y discurso que para dar principio al certamen poético hizo Lope de Vega en alabanza de Santa Teresa, Madrid, Alonso Martín, 1615([40]). A lo mejor la gran mística española le parecería demasiado alta y severa para incluirla en una frívola nómina de escritoras. El claustro y la pluma: un tema sobre el cual hay que reflexionar al hablar de las doctas del Siglo de Oro.
Y nos viene muy bien a este propósito terminar recordando a Marcela de San Félix, o sea a la propia hija de Lope; que después de haber ingresado en el convento de San Ildefonso compuso una serie de pequeñas piezas teatrales, cuyos manuscritos se han conservado en el Convento de las Trinitarias madrileñas y en la Real Academia Española([41]). Quizás la quietud del claustro sería casi el único espacio en el cual una mujer del siglo XVII podía dedicarse a la escritura.
Notas
[1]. L. de Vega, Rimas de Tomé de Burguillos, Madrid, Imprenta del Reino - A. Pérez, 1634. Véase M. G. Profeti, "Que vistió de verdades la mentira": i sonetti di Lope alle attrici, en Rivista di Letterature moderne e comparate, XLVIII, 1995, pp. 33-46; después en Nell'Officina di Lope, Firenze, Alinea, 1999, pp. 113-124.
[2]. L. de Vega, La Vega del Parnaso, Madrid, Imprenta del Reino, 1637, ff. 191-197.
[3]. L. de Vega, La Filomena, Viuda de A. Martín - A. Pérez, 1621; La Circe, Viuda de A. Martín - A. Pérez, 1624; edición moderna: L. de Vega, Novelle per Marzia Leonarda, Venezia, Marsilio, 2006, ed. de M. G. Profeti, traducción italiana de P. Ambrosi.
[4]. L. de Vega, Fuenteovejuna, ed. de M. G. Profeti, Madrid, Biblioteca Nueva, 2002, p. 226, vv. 1714-17.
[5]. M. G. Profeti, Malattie e medici nel teatro dei Secoli d'oro, en Malattia e scrittura. Saperi medici, malattie e cure nelle letterature iberiche, a cura di S. Monti, Università di Verona, Cierre Grafica, 2012, pp. 107-146 (119-122).
[6]. L. de Vega, La doncella Teodor, Comedias de Lope de Vega, Parte IX, Barcelona, Milenio, 2007, vol. I, pp. 183-286. En la p. 12 el coordenador de la edición, M. Presotto, subraya esta peculiaridad de la Parte.
[7]. L. de Vega, El Laurel de Apolo, Madrid, J. González, 1630; Edición moderna: Edizione, note, catalogo e indici di C. Giaffreda, Introduzione di M. G. Profeti, Firenze, Alinea, 2002. Proporciono en el texto los lugares correspondientes.
[8]. L. de Vega, La doncella Teodor, cit., p. 188, pp. 263-264.
[9]. J. Ravisius Textor, Officina, ¿Basilea, 1538?: cfr. A. S. Trueblood, The "Officina" of Ravisius Textor in Lope de Vega's "Dorotea", en "Hispanic Review", 16, 1958, pp. 135-141; S. A. Voster, Lope de Vega y Juan Ravisio Textor. Nuevos datos, Actas del IV Congreso internacional de Hispanistas, Salamanca 1982, II, pp. 785-817, que proporciona una reseña de los muchos estudios dedicados al asunto, y de los textos de Lope donde figuran móminas de damas doctas (p. 786).
[10]. J. Pérez de Moya, Varia historia de sanctas e ilustres mujeres en todo género de virtudes, en Obras, ed. C. Baranda, Madrid, Turner-Castro, 1998.
[11]. L. de Vega, La dama boba, en Comedias de Lope de Vega, Parte IX, Barcelona, Milenio, 2007, vol. III, p. 1336, vv. 279-80.
[12]. Ivi, vol. III, p. 1403, vv. 2109-2132.
[13]. Véase también A. Egido, Vives y Lope. La "Dama boba" aprende a leer, en Filológica, Homenaje al Profesor Ricardo Senabre, Madrid 1996, pp. 193-207.
[14]. L. de Vega, El peregrino en su patria, ed. J. B. Avalle Arce, Madrid, Castalia, 1973, pp. 378-380.
[15]. Pérez de Moya, Varia historia de sanctas e ilustres mujeres, cit., vol. II, p. 998, explicaba: "fue tan docta que ayudó a su marido en la enmienda de los tres libros de la Pharsalia y no con menos elegancia y gravedad, acababa los versos que Lucano comenzaba y dexaba imperfectos..."
[16]. L. de Vega, Las bizarrías de Belisa, ed. K. Vaiopoulos, Firenze, Alinea, 2012, p. 104, vv. 1618-22.
[17]. L. de Vega, El castigo sin venganza, ed. J. M. Díez Borque, Madrid, Espasa Calpe, 1988, p. 125, v. 195.
[18]. L. de Vega, Jerusalén conquistada, ed. J. de Entrambasagus, 1951-1954, vol. I, p. 440.
[19]. L. de Vega, La Dorotea, Acto I, escena V, ed. E. S. Morby, Madrid, Clásicos Castalia, 1988, pp. 115-116.
[20]. L. de Vega, La viuda valenciana, ed. T. Ferrer Valls, Madrid, Castalia, 2001, p. 96. La última escritora mencionada es de nuevo Pola Argentaria, mujer de Lucano.
[21]. L. de Vega, La Dorotea, cit., pp. 104-105.
[22]. Ivi, pp. 115-116.
[23]. L. de Vega, Isidro, Madrid, L. Sánchez- J. de Montoya, 1599.
[24]. L. de Vega, La hermosura de Angélica, Madrid, P. Madrigal, 1602: véase la ed. de M. Trambaioli, Navarra, Iberoamericana- Vervuert, 2005, p. 190.
[25]. Distinta la identificación de A. Carreño, en su edición del Laurel de Apolo, Madrid, Cátedra, 2007, p. 198, que cree se trate de doña Jerónima Velasco.
[26]. Cfr. P. Salvá y Mallén, Catálogo de la Biblioteca de Salvá, Valencia, Orga, 1963, I, n. 612, p. 228.
[27]. L. de Vega, Rimas de Tomé de Burguillos, cit., f. 19r. Lope y doña Bernarda publicarían sonetos preliminares en la Ulisea, poema portugués debido a Gabriel Pereira de Castro, y publicado en Lisboa en 1636; uno de los últimos textos que Lope escribiría: cfr. M. G. Profeti, Los últimos versos de Lope de Vega, en En buena compañía, Estudios en honor de Luciano García Lorenzo, Madrid, CSIC, 2009, pp. 557-563.
[28]. Publicada suelta en Madrid, 1635: Profeti, Per una bibliografia di Lope de Vega, Kassel, Reichenberer, 2002, p. 401; después incluida en La Vega del Parnaso.
[29]. L. de Vega, La Vega del Parnaso, f. 191v.
[30]. F. Enríquez de Guzmán, La tragicomedia de los jardines y campos sabeos, Coimbra, 1624 (y después Lisboa, 1627).
[31]. M. Reina Ruiz, Monstruos, mujer y teatro en el Barroco, Feliciana Enríquez de Guzmán, primera dramaturga española, New York, Peter Lang, 2005.
[32]. P. Bolaños Donoso, Doña Feliciana Enríquez de Guzmán. Crónica de un fracaso vital (1569-1644), Sevilla, Universidad, 2012.
[33]. Bolaños Donoso, Doña Feliciana Enríquez de Guzmán, cit., pp. 261-359.
[34]. Ivi, p. 25.
[35]. Piedad Bolaños los menciona en la p. 32.
[36]. M. de Zayas, La traición en la amistad, ed. de A. Melloni, Verona, Università, 1983, p. 10.
[37]. J. Pérez de Montalbán, Para todos, Madrid, Imprenta del Reino - A. Pérez, 1632: véase Indice de los ingenios de Madrid, Introducción, texto crítico y notas de M. G. Profeti, en "Anales del Instituto de estudios madrileños", XVIII, 1981, pp. 535-589 (Tirada aparte pp. 1-53).
[38]. Ivi, p. 31. En efecto escritora de prestigio en el panorama moderno: cfr. La creatividad femenina en el mundo barroco hispánico: María de Zayas - Isabel Rebeca Correa - Sor Juana Inés de la Cruz, ed. M. Bosse, B. Potthast - A. Stol, Kassel, Reichenberger, 1999.
[39]. Pérez de Montalbán, Indice de los ingenios de Madrid, cit., pp. 19 y 31.
[40]. Profeti, Per una bibliografia di Lope de Vega, cit., pp. 424-425.
[41]. Sor Marcela de San Félix, Obra completa, ed. E. Arenal y G. Sabat-Rivers, Madrid, PPU, 1988.
©inTRAlinea & Maria Grazia Profeti (2013).
"El claustro y la pluma: Lope de Vega y la mujer culta"
inTRAlinea Special Issue: Palabras con aroma a mujer. Scritti in onore di Alessandra Melloni
Edited by: Maria Isabel Fernández García & Mariachiara Russo
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